miércoles, 20 de enero de 1988

EL COLONO RABANTES: El Colono

Mi compadre Lebùen me ha permitido que escriba en su columna. Soy el espíritu de Felipe Rabantes. También mi persona vino hace doscientos años a esta Colonia. Thürriegel nos trajo engañados y nos conformó con trescientos reales de vellón, que nos pagó para que viniésemos desde muy lejos a poblar estos parajes. Nos prometieron un vergel y nos encontramos un desierto. A pesar de nuestra desesperanza y desengaño, nos repusimos y comenzamos a vivir y a construir. Recuerdo con pena a mi primo Pepp ( Joseph Teclemayer ), que se quedó en La Carolina, y allí murió cuando comenzaba a disfrutar algo de lo que había fundado.

A pesar de nuestra tenacidad en evolucionar, no nos faltan las sorpresas: Hace unos días mi vecino Lorenzo Boloni me dijo que habían vendido todo lo que hasta hace poco había sido la Cooperativa olivarera. Tantos sudores, sacrificios, retenciones de dinero y disgustos, para acabar así. Bien podría su último "dueño" haberla donado a Fuente Palmera en reconocimiento delos muchos cientos de millones de pesetas que los colonos le tenemos confiados. Hubiese sido hermoso para esta tierra. Nos hubiéramos resarcido del engaño de Thürriegel, si nuestra cooperativa, tan céntrica, se hubiese convertido en un jardín como aquellos que nos prometieron encontrar aquí antes de salir de nuestra tierra centroeuropea. Pero está visto que estamos condenados a seguir sin jardines y a conformarnos con trescientos reales de vellón.