domingo, 8 de julio de 2007

Fuente Palmera: Reflexiones sobre la casi perdida California Europea

Fuente Palmera a 8 de Julio de 2007

Tengo que confesar que en estos momentos me encuentro con optimismo y ganas de trabajar (que nunca me han faltado en los 27 años que llevo en Fuente Palmera) similares a los que tenía cuando llegué a esta Colonia en 1980. Me encontré una zona muy atrasada y aislada; muy deprimida socio-culturalmente, amén de su problema geográfico de dispersión. Sus habitantes, a pesar del corto periodo de tiempo transcurrido desde que Carlos III les había dado carta de ciudadanía española, no solo se habían olvidado del idioma de sus antepasados, sino que para más inri desconocían sus raíces y la procedencia de sus tatarabuelos. El índice de analfabetismo era muy superior a la media andaluza ya de por sí muy elevado. La situación sanitaria era deplorable. El paro importante. Había pocas escuelas, a pesar de que aquel curso comenzaba su andadura un nuevo colegio (el Federico García Lorca) Las pocas casas que se construían no se terminaban, dejando sin enlucir ni encalar las paredes de su perímetro, por lo que abundaban los problemas de salud ocasionados por semejante falta de aislamiento. El proyecto urbanístico primitivo, ideado por los ilustrados de Carlos III, se estaba desvirtuando al no existir un Plan urbanístico ni unas normas subsidiarias. Lo que ocurría en cada aldea no trascendía más allá de las propias fronteras y los colonos eran desconocedores de lo que en los distintos núcleos de población realizaban sus vecinos. Había pocos universitarios. No había Instituto de Enseñanzas Medias, y legiones de jóvenes estudiantes movilizaban día a día flotas de autobuses para trasladarse a los Centros Educativos de los pueblos próximos o a la capital de la provincia.

Estábamos solamente tres médicos y 2 enfermeros para toda la Colonia y solo un consultorio al que acudir desde los distintos pueblos. Los niños tenían que ser atendidos por los Médicos Generales. Los Especialistas nos caían muy lejos, y había que estar todo el día en la Capital para ser atendido en pocos minutos. Para hacer un simple control de diabetes estos pacientes tenían que ir a Córdoba. Podría seguir relatando innumerables circunstancias similares.

Desde el primer día de estancia aquí me dí cuenta de algo que no había apreciado en ninguna otra parte: individualismo, solidaridad oculta, laboriosidad, inventiva,... Era una idiosincrasia en la que se mezclaban una serie de características, tanto positivas como negativas, que a pesar de ellas desembocaban en la posibilidad de realizar un trabajo en equipo que se podía desarrollar sin que se diesen cuenta de que lo estaban realizando.

Recién llegado a Fuente Palmera me entero de que aquí y muy pronto se pondría en marcha el más moderno Plan de Regadíos de Europa y que ello traería trabajo y riqueza para nuestra Colonia: se iban a crear más de dos mil puestos de trabajo, iba a aumentar la población ostensiblemente, vendría mucha gente de fuera, con otra cultura que se mezclaría con la autóctona; los puestos de trabajo nuevos no serían precisamente para trabajar en el campo como hasta ahora, sino en industrias de transformación de los productos agro-ganaderos y especialmente en servicios, y para ello tendríamos que estar preparados, y habría que proporcionar las bases formativas a nuestros jóvenes para que fuesen ellos quienes ocupasen prioritariamente los puestos de trabajo que se crearían en su pueblo y no fuesen ocupados por forasteros.

Al ser consciente de la envergadura del proyecto me corrió un sudor frío por todo el cuerpo, ya que me di cuenta de que el enorme cambio que se iba a producir podría suponer un peligro para el futuro de la Colonia si no se sentaban unas bases sólidas asegurándolo. Fuente Palmera iba a pasar de ser una zona muy deprimida socio-culturalmente a ser una población próspera y muy rica. Estaba destinada a ser la "California Europea". Esto podía ser negativo para los colonos si no se encauzaba. En pocos años una zona pobre en lo económico y en lo cultural iba a pasar a ser muy rica en lo primero; pero no daba tiempo a enriquecerla en lo segundo.
Había que ponerse a trabajar. No podíamos perder ni un segundo y había que trabajar duro. Antes que nada y a la par había que dar a conocer al mundo la existencia de Fuente Palmera, por lo que había que sacarla casi todos los días en prensa cantando sus excelencias, que aunque pocas por entonces, escritas de una manera amena y que "enganchara" a los lectores, se fuese hablando de nuestra Colonia fuera de nuestras fronteras y fuese conocida en los ámbitos industriales, empresariales y económicos necesarios.

Pero día a día había que trabajar en aquella mesa de trabajo, que por aquel entonces solo tenía trabajo y no le habían crecido las patas necesarias para que este fuese estable y eficiente. A este tablero que estaba a ras del suelo le tenían que crecer las patas de la comunicación, la educación, la sanidad, el conocimiento de la propia historia, la creación de tejido empresarial, el urbanismo, las infraestructuras, y otra muy importante que era la de dar entrada a todas las innovaciones futuras de la ciencia y la tecnología.

Cualquiera que lea estas líneas hasta ahora se puede preguntar: ¿qué hace un Médico recién llegado a Fuente Palmera pensando en todas estas cosas? Yo lo tenía muy claro a pesar de las críticas de mis propios compañeros de entonces que no comprendían por qué me implicaba tanto en este embrión de proyecto. Tenía claro que mi misión en Fuente Palmera no era solo la de médico. Mi concepción de la figura del Médico es la de ayudar globalmente a la población en la que te encuentras en cada momento. Procurar la salud de mis vecinos no era solo curarlos. Era proporcionarles los medios para que pudiesen cuidarse y ser felices. Por lo tanto, mi misión en Fuente Palmera tenía que ser la de ayudar holísticamente a que mejoraran las condiciones económicas y socioculturales de los colonos.

Venía a este pueblo como Médico, trasladado de otro donde los vecinos se habían empeñado en elegirme como Alcalde en las primeras elecciones municipales democráticas. Cosa que yo había aceptado con dos condiciones que se cumplieron inexorablemente: seguiría siendo el Médico del pueblo y no cobraría ni un duro como Alcalde. Al fin y al cabo como Médico estaba al servicio del pueblo las 24 horas del día y por ello cobraba mi sueldo; y lo mismo me daba atender un problema del municipio en la consulta que un enfermo en la Alcaldía. Allí dejé planteados numerosos proyectos que posteriormente a lo largo de los años siguientes fueron desarrollando y terminando los que me sucedieron. Por ello, no me sería difícil ayudar a Fuente Palmera a planificar su futuro, máxime cuando el equipo de gobierno municipal de la Colonia estaba dirigido por personas pertenecientes al partido político con el que se había fusionado el que yo había pertenecido hasta entonces. Aclaro esto del partido político, a pesar de que para ayudar a los demás no me importan las siglas sino las personas, sus ganas de trabajar, su honestidad, su ética, su entrega altruista a los demás, y sobre todo que me permitan trabajar y desarrollar mis ideas.

Aclarado lo anterior, sigo relatando los comienzos de una frustrada "California de Europa". Sentamos las bases para que así fuera, pero los personalismos, las envidias, los protagonismos, los celos partidistas y partidarios dentro del Partido, la hipocresía, el cinismo, la falta de preparación de algunos, frenaron y estrangularon el desarrollo y el futuro de nuestra Colonia.
De todos es conocido lo que ocurrió. Quien quiera recordarlo solo tiene que consultar la hemeroteca: carreteras nuevas, edificios escolares en todos los núcleos de población, actos del 215 aniversario de la Fundación de la Colonia, recuperación de costumbres y sobre todo del Baile de los Locos, construcción y puesta en marcha del Instituto de Enseñanzas Medias, Escuela de educación de Adultos, anticipo de la Reforma Educativa respecto al resto de España, implantación de la vacuna triple vírica varios años antes que el resto de España, creación de Consultorios Locales en cuatro pueblos de la Colonia, puesta en marcha de la Reforma Sanitaria y aumento de la plantilla de profesionales de la salud, creación de un periódico local que sirvió de ejemplo para la creación de otros muchos en otros municipios, Asamblea Local de Cruz Roja, creación de Sociedades Agrarias de Transformación, Olimpíadas Escolares, rondalla, asociaciones de vecinos, Asociación de Empresarios, Escuela de Empresas, etc, etc. La lista es interminable.
Habíamos sentado las bases. Todo estaba preparado para poder soportar el desarrollo que se nos venía encima.

Pero ¿qué ha ocurrido para que el sueño dorado no se haya terminado aún, y no salgamos de la pesadilla a la que hemos estado sometidos? Sintetizaré: Quienes tenían que dirigir el carro del desarrollo por las veredas y caminos trazados para llevarnos a las autopistas del futuro, se salieron del trayecto previsto, marcado y calculado. No solo se salieron de la ruta, sino que por distintas motivaciones e intereses y con distintas estrategias y subterfugios obligaron a bajarse del carro a todos quienes no participábamos de la transgresión de las normas y la traición al pueblo, porque sabíamos que de aquella manera no se llegaría a la meta marcada, aunque encubrieran el fracaso con falsas e inútiles consecuciones parciales, que solo beneficiaban a muy pocos y perjudicaban a muchos, como al final se ha demostrado. A pesar de ello, por lo que a mi respecta, he seguido luchando y trabajando por la Colonia y los colonos como el primer día. Me da lástima de algún personaje que otro que, por oscuros motivos que intuyo, han intentado desprestigiarme en ámbitos superiores por los que se han movido subrepticiamente con el objetivo de seguir sacando tajada. Aún así no han conseguido quitarme un ápice de ilusión y fortaleza para seguir trabajando por esta Colonia.

Ahora tenemos la oportunidad de volver al camino abandonado, y que contracorriente y por dificultosos montes y siempre cuesta arriba, se ha intentado alcanzar en los últimos tiempos. Ahora tenemos un nuevo carro al que están dispuestos muchos a volver a subir. Pero hay que seleccionar muy bien a los viajeros, ya que no todos van con la misma intención, ni tienen la misma idea de Colonia: mientras muchos quieren volver a poner las bases de aquella "California de Europa", otros quieren poner las bases de su propio aprovechamiento y enriquecimiento.
En los discursos de toma de posesión de los nuevos ediles de nuestro Municipio, los distintos portavoces y con distintos matices, manifestaron su deseo de colaborar y unir sus fuerzas para reconducir la situación. El pueblo está entusiasmado y a la expectativa tras oír estas promesas. No hay que defraudarlo, pero tampoco hay que olvidarlo ni dejarlo sin participación. Todos somos necesarios, todos tenemos que ser tenidos en cuenta en el grado de responsabilidad que a cada uno le corresponda. Hay que ir desarrollando proyectos conforme se puedan abordar y se cuente con medios, infraestructura y personas para implementarlos. Para ello hay que descentralizar la gestión, responsabilizar, delegar, coordinar, supervisar todo lo que se pretenda hacer. No hay que tener prisas, ni querer hacer todo el primer año. Precisamente en este primer periodo lo que hay que llevar a cabo son las medidas que puedan ser peor comprendidas por los ciudadanos, mal acostumbrados a pensar que "todo lo tienen que hacer el Ayuntamiento", "que lo paguen ellos", etc, porque han estado siendo engañados cuando más fácil hubiera sido el crear conciencia de que "Ayuntamiento somos todos" y esos "ellos" que tienen que pagar, somos todos porque al fin y al cabo al Ayuntamiento y a "ellos" quienes los mantenemos y pagamos somos nosotros con el dinero que sale de nuestro trabajo.

Hay mucho que hacer y mucha conciencia que crear: entusiasmar a la juventud, encomendándole tareas que ellos saben realizar mejor que nadie, mejorar la educación y la enseñanza, movilizar al voluntariado, apoyar a las empresas, mantener limpias nuestras calles, tratar seriamente la ocupación de la vía pública por muy pocos en perjuicio de la mayoría, completar los avances en temas sanitarios frenados desde hace seis o siete años, buscar y aplicar formas para recuperar patrimonio municipal, etc.
Quiero terminar como comencé manifestando mi optimismo en el futuro viendo la buena predisposición manifestada por todos. Ojalá continúe este clima de tranquilidad y deseos de trabajar por la Colonia, por el que nos debemos felicitar todos.