TOMA DE POSESION 2018
Saludos, autoridades,
amigos, compañeros, empleados del Colegio, familiares…
Mi más sincera bienvenida a
esta toma de posesión. Quiero que mis primeras palabras sean para expresar
nuestro agradecimiento -el mío y el de la nueva Junta Directiva que tengo el
honor de presidir- por haber venido esta noche a participar y compartir con
nosotros este momento solemne y lleno de emoción.
Hace cuatro años, en mi
primera toma de posesión, dije que la savia nueva que se incorporaba a aquella
Junta, se venía a sumar a la de quienes ya estaban aportando su experiencia.
Todos entendimos que el compromiso común era formar un equipo-piña en el que
reinara la transparencia, la comunicación, la sinceridad y la lealtad en la
toma de decisiones. Así ha sido. Y, así, se han puesto las bases para continuar
por la misma senda.
Ahora, en mi segunda toma
de posesión -y última- me honra y me place proclamar que aquel equipo se ha
multiplicado, ya que muchas compañeras y compañeros han dado el paso para
formar parte de él. Sea para todos ellos, los de antes y los de ahora, junto a
los trabajadores del Colegio, que siempre están ahí, mi primer gran
agradecimiento sincero.
También quiero dar las
gracias, en nombre de todos, a quienes se han acercado a acompañarnos:
entidades públicas, como Delegaciones de Consejerías, Subdelegación de
Gobierno, Guardia Civil, UCO, Diputación, Ayuntamiento, CECO, asociaciones de
pacientes, alcaldes de la provincia, compañías de seguros….
Tal
y como hemos venido haciendo estos últimos años, nuestro programa sigue abierto
a todos los agentes sociales implicados, de una manera u otra, en la salud pública.
De hecho, ya en estos primeros días de nuestra nueva andadura, hemos visto con
gran satisfacción cómo varios médicos y médicas se han acercado para
presentarnos proyectos que quieren desarrollar bajo el paraguas organizativo
que les proporciona el Colegio. También han acudido al ente colegial sociedades
científicas, asociaciones de pacientes y asociaciones civiles con el fin de
organizar actividades conjuntas. Por supuesto, colaboraremos con todas ellas
para dar respuesta a la creciente necesidad de educar a la población en el
cuidado de su propia salud. Y, consecuentemente, para evitar el abuso o uso
irracional de los recursos.
En ese mismo sentido, desde hace
tiempo, venimos fomentado y ampliado nuestras relaciones con toda clase de
instituciones, administraciones y organismos para materializar nuestra idea de
que nos debemos a las personas y trabajamos por su salud. ¿Y qué manera más
importante de cuidarla, si no es de una forma trasversal y que implique a todos
los agentes sociales posibles? Ejemplo de ello es el alcance que han obtenido
nuestros cursos de RCP y manejo de desfibriladores. Se han impartido cursos en
organismos oficiales civiles, religiosos y militares, en entidades públicas,
centros de educación y colegios profesionales… Y hemos conseguido que nuestra
Universidad sea la primera universidad cardioasegurada de Andalucía –y,
posiblemente, de España-. Y, ya que mencionamos la salud cardiovascular, en
febrero estamos celebrando el Mes del Corazón, cuatro sábados consecutivos
llenos de actividades lúdico-pedagógicas, que hemos organizado junto al
Hospital Cruz Roja, para fomentar la implicación de la sociedad en su propia
salud. También en este aspecto, seguimos estando a disposición de todos y sepan
que seguimos abiertos a toda clase de colaboración.
Además
de abrirse más a la sociedad y estar más presente en la vida diaria de la
ciudadanía cordobesa, el Colegio también ha evolucionado en su funcionamiento
interno y en los servicios que ofrece a sus colegiados con el fin de garantizar
el correcto ejercicio de la profesión. Hemos conseguido modernizar nuestra
estructura, nuestros sistemas de comunicación, nuestras asesorías y
prestaciones. Hemos ‘ampliado’ el Colegio con el carnet precolegial que,
gracias a un acuerdo con la Universidad de Córdoba, se concede a los
estudiantes de los 3 últimos años de Medicina. Seguimos promocionando la
investigación con becas y premios, y estamos avanzando en acreditación, ya que
nuestro Colegio apuesta, firmemente, por el mantenimiento de la competencia profesional
a través de la Validación Periódica de la Colegiación. Mención aparte merece el
capítulo formativo. Apoyamos el reconocimiento de diferentes modelos formativos
para mantener las
competencias profesionales diseñados por algunas Sociedades Científicas.
Hemos iniciado el proceso de acreditación de nuestro Colegio a través de la
Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía (ACSA) para optar a la certificación como
centro proveedor de formación. También mantenemos un acuerdo con la propia
Agencia de Calidad para que el Colegio de Médicos de Córdoba pueda facilitar la
coordinación administrativa y la gestión del procedimiento, así como la
acreditación en competencias profesionales a aquellos compañeros médicos que
desempeñan su labor en el ámbito de la medicina privada. En resumen, el Área de
Formación del Colegio pone todas sus competencias a disposición de quien desee
organizar actividades formativas.
Detrás
del ejercicio de la Medicina, siempre se encuentran la Deontología y la Ética.
Los colegios de médicos somos los encargados de velar por esos valores mediante
la promoción de la calidad de los servicios y de la garantía institucional de
los derechos de los pacientes. La ciudadanía en general, que va conociendo
mejor nuestro quehacer gracias al impulso que hemos dado en transparencia,
participación, comunicación, redes sociales, actividades y eventos, es cada vez
más consciente de que los colegios de médicos somos los garantes de los valores
éticos y deontológicos de la profesión y, por lo tanto, de la calidad de
asistencia que recibe.
La
relación médico-paciente es muy peculiar. Es un pilar fundamental para la buena práctica de la medicina. Debe ser afectiva y protagonizada
por una comunicación interpersonal. Es una relación social de tipo profesional
y, como tal, sujeta a los avatares y a la evolución de la propia sociedad. En
las últimas décadas del siglo XX, la relación entre médicos y pacientes cambió
sustancialmente. Pasamos de un modelo paternalista a uno que promociona más la
autonomía del paciente y en el que el ciudadano debe colaborar en el cuidado de
su propia salud. Así pues, una relación satisfactoria será una relación
presidida por la honestidad, la confianza y la mutua satisfacción. El paciente
quiere una relación con su médico en la que se sienta a gusto para explicar
cuáles son sus preocupaciones y discutir las opciones de tratamiento que encajan
en el contexto de su vida.
En
nuestro código de Deontología y de Ética Médica, las relaciones del médico con
sus pacientes están extensamente tratadas en 13 capítulos que podríamos resumir
en las siguientes palabras clave: actitud, confianza, comunicación, respeto,
información, consentimiento informado y registro en la Historia Clínica.
Hay una zona oscura en las
relaciones médico-paciente que es la de las agresiones a profesionales
sanitarios. Es incomprensible, a la par que paradójico, que se haga daño a
quien cuida de tu salud. Quienes estamos en contacto directo con la población
somos identificados como miembros de las administraciones que hacen recortes y nos
culpabilizan de las listas de espera, de los acúmulos, de la masificación... Llega
un momento en que, por falta de información de una parte de la población,
cuando no se proporciona al paciente lo que quiere o lo que él cree que hay que
darle -unas veces porque no es necesario y otras porque esa prestación ya no la
facilita el Sistema Público de Salud- se nos toma como si fuéramos los dueños
del sistema y se nos agrede verbal o físicamente. Por eso es necesario seguir
trabajando en el Plan de Agresiones al personal sanitario de la Junta de Andalucía
que tuvo su impulso inicial en nuestro Colegio y en el
colaboran los colegios de médicos andaluces, así como damos la
bienvenida a la figura del interlocutor policial territorial sanitario, con
quien ya estamos coordinados, tras el acuerdo de la OMC con el Ministerio del
Interior.
De una manera o de otra,
estas circunstancias pueden llevar al profesional a padecer alguna patología
psiquiátrica, adictiva o dual, y ahí estamos los Colegios aportando el Programa
de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME) que surge de la solidaridad
entre compañeros y que tiene como objetivo recuperar al médico que, por una u
otra circunstancia, cae enfermo o en algún tipo de adicción. Trabajamos
intensamente para devolver a la sociedad y al trabajo a quienes sufren alguna
de esas patologías. Por lo tanto, es beneficioso para los médicos, para la
sociedad, para la Administración y para las empresas tanto públicas como privadas.
Quiero resaltar que es nuestro Colegio quien lo lidera desde sus comienzos
dentro del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos. En este orden de cosas, tengo
que hacer público el agradecimiento de los colegios de médicos andaluces a la
Junta por la subvención que, desde hace años,
aporta al programa. Pero también debo hacer notar que es necesario un pequeño
esfuerzo por parte de todos para que llegue más información tanto a gerentes
como a otros directivos y a
los médicos.
Decíamos hace cuatro años que era
necesario un Pacto de Estado por la Sanidad. Añadíamos que no había que tener
miedo a hacer las reformas estructurales necesarias para mantener la
universalidad de nuestro Sistema Sanitario, roto con el Decreto 16/2012. Y,
sobre todo, señalábamos que había que dar el protagonismo de la gestión clínica
a los profesionales.
Es necesario un Pacto de Estado que garantice la cohesión y sostenibilidad de un Sistema
Sanitario público, universal, equitativo y solidario. Debe apostar, firmemente,
por la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad poniendo especial
énfasis en la cronicidad y en la Atención Primaria. Para ello, creemos que hay
que recuperar la equidad para que cualquier ciudadano pueda recibir la misma
asistencia, con la misma cartera de servicios, en cualquier lugar de España. Actualmente,
los pacientes tienen diferente acceso al servicio de salud dependiendo de la
región en que vivan. Hay que actualizar
las políticas de cohesión con actuaciones precisas sobre la movilidad de los
pacientes y la optimización de recursos disponibles a nivel nacional. Asimismo,
hay que igualar la cartera de servicios y de medicamentos financiados y
ofrecerla a cualquier español en cualquier parte del territorio nacional.
En
el aspecto organizativo, debería haber más flexibilidad con el fin de conseguir
la implicación de más profesionales en la gestión de los recursos que utilizan,
de una manera personalizada y transparente. Eso exige una coordinación entre Comunidades
Autónomas. Entre ellas y de ellas con el Gobierno Central. Debe ser un doble
pacto: político (entre todos los partidos) y territorial (entre todas las
administraciones).
Por
otra parte, los Presupuestos Generales del Estado deben ser presupuestos
finalistas para Sanidad. El Sistema Sanitario necesita, para garantizar la
accesibilidad y la calidad asistencial, una financiación correcta, nuevas
estructuras organizativas y personal suficiente, motivado y bien formado.
No
se puede mantener un sistema sanitario de calidad disminuyendo el presupuesto.
Nos alegramos de que esta idea se haya tenido en cuenta en los presupuestos de
Andalucía y reconocemos el esfuerzo presupuestario de la Junta estos años, a
pesar de los recortes. La insuficiencia que aporta el actual modelo de
financiación, no puede seguir así.
Es
preciso también recuperar la inversión en I+D+i. Hay que cambiar el chip de que gastamos mucho en
Sanidad. ¡No! El dinero que se emplea en Sanidad no es un
gasto, sino una inversión, cuyos frutos van en cadena. Lo que se invierte en
ella mejora las condiciones de salud de las personas, lo que redunda en una
mejor calidad de vida, menor coste de atención a la enfermedad y mayor, y mejor,
disponibilidad de los ciudadanos para ser más productivos y felices.
Hay
otros aspectos que el Gobierno Central debería liderar, como la prevención y
promoción de la Salud en temas como el calendario vacunal, el SIDA, la lucha
contra las drogas, las llamadas enfermedades raras, etc, etc Pero encontramos falta
de liderazgo para dar un nuevo impulso al SNS, que está muy dañado,
preocupantemente dañado.
También
hay que solucionar un problema que venimos advirtiendo desde hace tiempo. En los próximos 10 años, se van a jubilar 62.000
médicos en nuestro país y vemos que no hay repuesto o, al menos, no lo
conocemos, ya que hasta ahora no ha existido un Registro de
profesionales en España. Para subsanar esa carencia, los colegios de médicos
españoles estamos colaborando intensamente con la Administración. Pensamos, así
mismo, que se debe llevar a cabo una política de jubilación flexible de 60 a 70
años y que se debe incentivar a quienes se integren en las zonas rurales y de
especial aislamiento u otra problemática. Por supuesto, como no nos cansamos de
repetir, potenciando la Atención Primaria y, dentro de ella, la Pediatría. Hay
que proporcionar condiciones de más estabilidad en el empleo para asegurar la
continuidad en la atención. No podemos
seguir con más del 40 % de profesionales con empleos temporales e inestables y
con cupos de Atención Primaria por los que pueden pasar 4 o 5 profesionales
médicos o enfermeras en un año.
Los
médicos y demás profesionales sanitarios vemos coartado el derecho a la libre
movilidad en el conjunto del Estado español. Sin embargo, la falta de
profesionales, por emigración a otras comunidades autónomas o a otros países,
hace que se esté contratando a personal extracomunitario con títulos sin
homologar, cuando sí se pide tal requisito a los españoles.
En
un inmediato futuro, se nos presentarán retos –algunos de ellos totalmente
nuevos en la historia de la Humanidad- a los que debemos hacer frente. Por
nombrar algunos: el envejecimiento progresivo de la población, la creciente
prevalencia de enfermedades crónicas, la pluripatología, la fragilidad, la
dependencia, la coordinación del Sistema Sanitario con el Sistema de Atención
Social, así como otros de índole científica y técnica, como la incorporación de
la innovación tecnológica, la robótica, la medicina de precisión, la genómica,
etc.
Los
médicos cordobeses, como la mayoría de los médicos españoles, nos encontramos
preocupados por diversos motivos, pero especialmente porque no estamos del todo
satisfechos con la atención que prestamos a la población debido a las
condiciones en las que lo hacemos. A pesar de ello, nos esforzamos todo lo que
podemos para que no se noten las deficiencias organizativas y estructurales.
Tenemos claro que la Profesión Médica es sobre todo RESPONSABILIDAD por encima de las circunstancias adversas.
Y,
hablando del presente, este invierno, cuando, como todos los años, ha llegado
la época dura, hemos recibido numerosas
quejas en el Colegio referentes a la
situación crítica con la que se ha desempeñado nuestra labor
profesional en los distintos ámbitos de trabajo, tanto hospitalarios como
en Atención Primaria. La última epidemia de gripe que hemos padecido ha
supuesto un desborde de la situación y ha provocado condiciones laborales
limites e inaceptables, además de un profundo malestar entre los compañeros,
que no tenemos la certeza de que hayan sido fielmente transmitidas a los
gestores y máximos responsables.
Sin lugar a dudas, estas
condiciones han venido determinadas, entre otras causas, por la progresiva
falta de recursos humanos y materiales tanto en Hospitales como en Atención
Primaria, que generan condiciones de
asistencia inaceptables para pacientes, cuidadores y profesionales. Saben que
cuentan con la profesionalidad de nuestros compañeros, que hacen posible, día a
día, que el sistema de salud se mantenga con la calidad que la ciudadanía se
merece. Eso se llama COMPROMISO por
la Salud, con ilusión y vocación. Pero nuestro esfuerzo no es
ilimitado y puede llegar a agotarse.
No estamos de acuerdo
en que continúe la mengua de plantillas en los centros sanitarios, consecuencia
de la destrucción de empleo que originó la crisis pasada. Sus efectos implican
sobrecarga laboral, disminución de la calidad de la asistencia, aumento de las
listas de espera y demora en la atención a los pacientes. Y esto, no debería
ocurrir, máxime cuando en los últimos años se han perdido 30.000 profesionales
en el Sistema Nacional de Salud que han emigrado buscando mejores condiciones
laborales.
Decíamos hace 4 años, y seguimos
manteniendo que deseamos, que queremos, mejorar
la satisfacción de profesionales y usuarios. Y colaboraremos con las
autoridades sanitarias para alcanzar ese objetivo. Cuando no estemos de acuerdo
con lo que se está haciendo, lo diremos, y propondremos las alternativas que
creamos mejores.
Está claro que lo que MOTIVA al profesional es tener RESPONSABILIDAD, TENER autonomía, que te VALOREN por lo que haces, que te sientas EFICAZ, que seas ACEPTADO
por el equipo de trabajo, que tengas unos OBJETIVOS
CLAROS y que seas dirigido por un BUEN
LIDER.
Sin embargo, TE DESMOTIVAS cuando te sientes CONTROLADO todo el tiempo, cuando
continuamente tienes PROBLEMAS en
tus relaciones laborales, cuando sufres una JERARQUÍA torpe, cuando tienes una baja REMUNERACION, cuando te sientes DESINFORMADO de las decisiones que toman tus jefes, y cuando existe
falta de CONFIANZA, FORMACION y
CAPACITACIÓN en el equipo.
Reitero
la total disposición a la colaboración con las administraciones, no solo de
nuestro Colegio sino de todos los Colegios de Médicos andaluces, siempre con el
importante objetivo de ofrecer el mejor servicio a la salud de los ciudadanos.
Y reitero también
nuestro agradecimiento a todos los presentes y a aquellos que, por distintos
motivos, no han podido acudir a este acto. También, y muy especialmente, tengo
que dar las gracias a mi familia por haberme permitido esta prórroga en tiempo
que debería estar dedicando al descanso. Quiero
tener un recuerdo especial para mi madre, que hoy precisamente hace un año de
su fallecimiento.
Quiero terminar mis
palabras de una manera positiva y optimista, manifestando nuestra esperanza en
que todo mejore por el bien de todos y nuestra disponibilidad incondicional a
la colaboración para que sea así.
Y ahora, de verdad para finalizar, me vais a
permitir que os lea un párrafo que no lo he escogido de ninguna cita de Cajal,
Marañón, Severo Ochoa, Maimónides, Averroes ni ningún otro médico sabio, que
quedaría muy bien como colofón final.
La ha escrito una Médica joven integrante de
nuestra Junta Directiva. Es tal la ternura, la fuerza, el optimismo y la
esperanza que inculca que quiero terminar con su lectura: “Mi idea era más referida a la sorpresa que aún
me causa que siga habiendo chavales que terminan el instituto y quieren ser
médicos. Enfrentarse a una selectividad con una nota de las más altas, seis
años de carrera, el MIR, 4-5 años de residencia, contratos precarios, OPEs... Y
no es por el sueldo ni estatus social, ya que eso en los últimos años ya no es
un motivo de atracción sino de rechazo. Sin embargo sigue habiendo algo dentro
de esos chavales que les empuja a embarcarse en la aventura más bonita y a la
vez más difícil del mundo que es tener las vidas de otros en tus manos, y eso
se llama amor por los demás”.
Muchas gracias.