domingo, 9 de diciembre de 2007

¿Gestión Sanitaria? En Atención Primaria, NO

Querido amigo Manolo:
¿Hasta cuando aguantaremos? Tengo verdadera curiosidad por conocer la fecha en la que digamos "hasta aquí hemos llegado" y nos plantemos indefinidamente hasta que sean expulsados todos aquellos que han destruido la Reforma de Atención Primaria y continúan hundiéndola, y
retomemos por enésima vez la reconstrucción de su maltrecha esencia.
Lamentablemente, los más nuevos, los recién terminados expresan su
descontento apenas sin mojarse en el caos y desorganización en la que
estamos inmersos. Se manifiestan en contra del Sistema (o mejor dicho
del anti-Sistema) huyendo del mismo y probando fortuna en otros países
de nuestro entorno. Allí encuentran lo que nos falta aquí: mejores
condiciones laborales y salariales, tiempo para atender a la población y
desarrollar programas, procesos y proyectos, consideración y
reconocimiento por parte de sus gerentes, etc.
Me animé a escribirte hace dos meses cuando recibí nuestra revista (cada
número supera al anterior, es magnífica, enhorabuena) de septiembre.
MEDICINA DE FAMILIA ANDALUCIA es la muestra de un trabajo bien hecho por
un grupo de profesionales a pesar de las condiciones y circunstancias
que sufrimos día a día en nuestros trabajos.
Nunca he sabido y sigo sin saber a quien atienden nuestros gestores, en
qué fuentes beben el conocimiento para después disponer y organizar. No
sé si consultan a las sociedades científicas, si se relacionan con los
trabajadores de a pie. Al menos conmigo nunca lo han hecho, a pesar de
haber estado al otro lado de la mesa (como Director de Distrito que se
empapaba de los problemas y compartía las soluciones, consiguiendo
fácilmente los objetivos) y haber sido Secretario General Nacional y
Presidente Autonómico de la otra Sociedad de At. Primaria (Semergen.
Tengo buenas relaciones con quienes nos gobiernan y no suelo callarme
los fallos y procuro dar ideas, aportar soluciones, etc. Pero sospecho
que están sordos o no nos quieren oir porque creen que ya lo saben todo.
Diraya. Buena herramienta, lentamente desarrollada, mal conectada,
insufrible, desesperante, ocasionadora de grandes pérdidas de tiempo
(que es dinero) ... y de árboles.
Otro día hablaremos de la prescripción pro principio activo y de los
precios de referencia: una iniciativa plausible, con finalidad
beneficiosa de entrada, para la poblaión, pero en realidad lo que ha
servido es para dar poder a las oficinas de farmacia y multiplicar sus
ganancias. ¿Sabías que hay un laboratorio envasador de medicamentos
genéricos que ofrecen el regalo de 200 envases de un medicamento muy
prescrito, con la compra de 100? Tengo ejemplos con nombres y apellidos,
así como fechas, en los que el cambio (a instancia del farmacéutico) de
un determinado genérico por ese otro que tanto beneficio deja, ha
provocado empeoramientos en pacientes que han originado un ingreso
hospitalario de varios días, poniendo en ocasiones en peligro la vida de
los mismos, por no decir el gasto que ha ocasionado al erario público.
He leido ultimamente, no recuerdo dónde, que en las CC. AA. en las que
se obliga a prescribir por principio activo se ha ahorrado menos que en
las que no es obligatorio (y eso que no cuentan el coste y gasto
indirecto como ingresos, traslados, estancias, etc, ocasionados por esta
prescripción obligada acompañada de una dispensación libre).
Termino añadiendo algo que tú también sabes acerca de la tala de
árboles. Nuestro Diraya (o mejor sus programadores) colabora en el
aumento de tala forestal no solo con el folio del régimen especial de la
minería (que al fin y al cabo es solo en las bajas y altas), sino que
abundan en ello cada semana con cada paciente que recoge su parte de
confirmación, del que salen cuatro folios de los que se le entregan dos
y los otros dos tenemos que destruirlos. ¿Por qué no quieren programar
las impresoras para que solo impriman los dos folios que no se
destruyen? Esto huele a podrido, ya que llevamos tiempo denunciando este
despilfarro y este atentado contra la capa de ozono, sin que haya
respuesta correctora.
Un abrazo:
Bernabé Galán

sábado, 8 de diciembre de 2007

El mañana se prepara hoy

Absolutamente de acuerdo contigo. Tengo un año más que tú, y también me considero todavía joven, aunque no creo que supere en mucho, cuando llegue el momento, la edad media de supervivencia o expectativa de vida. Tengo la misma ilusión en realizar proyectos, en poner en marcha acciones, en ayudar a los demás, en dar amor, ... que cuando tenía 22 años (cuando comencé a ejercer de médico rural). Tengo la misma o incluso más ilusión en trabajar porque veo que es necesario, cada día más, ayudar a quien lo necesita; y en el medio rural, no veas cómo se necesita. No hay derecho a que la gente no piense en el envejecimiento, en la muerte... Lo que no gusta lo quitan de en medio; no se paran a meditar lo que están haciendo, para qué lo hacen, a quien beneficia o, más bien, a quien perjudica la actitud que adoptan en la vida.
Recuerdo cuando era pequeño, en mi pueblo natal, que era frecuente vivir la muerte de alguien con frecuencia. Rara era la semana que no había un entierro y con inusitada frecuencia se enterraba a algún niño. Estábamos acostumbrados, eramos menos sensibles al sufrimiento por la pérdida de un ser querido. Cuando comencé a realizar los estudios del tercer ciclo para obtener el grado de Doctor, no tenía ni idea del tema que me iba a encomendar la Cátedra de Psiquiatría para elaborar mi tesis doctoral. Cuando el Catedrático me dio el título ("Muerte y valores de existencia") me satisfizo porque pensé que se podían sacar unas conclusiones provechosas. Efectivamente así fue, pero no me voy a extender cansándote con datos y conclusiones.
Ahora habría que hacer otra investigación similar y las conclusiones serían muy distintas. En poco tiempo, la televisión, la política, los políticos, la mejoría del estar social ( no digo no bien ni mal estar), etc, ha conseguido que gran parte de la población se haya despreocupado de la vida real y piensen que viven otra realidad. No piensan en el futuro, no cimientan el futuro, ni a nivel familiar ni, mucho menos, a nivel social. No quieren pensar que el mañana existe y no es lejano, que para llegar en buen estado a viejo hay que prepararse de joven. Cada día son más numerosos los casos de muerte prematura de jóvenes por accidente de tráfico. No piensan que a las velocidades que alcanzan sus vehículos pueden matarse o matar a algún inocente. Se te pone una cara de tonto cuando acudes al entierro de algún joven y te solidarizas con el sufrimiento de sus familiares, que te enfadas contigo mismo y te sublevas por no haber hecho todavía más por evitar lo ocurrido. Pero no se puede luchar contra la impasividad de la familia que previamente han permitido que ese hijo o hija haya dejado los estudios a los 14 años, y se haya puesto a trabajar con el único objetivo de obtener dinero para comprarse una moto con la que "fardar" ante sus colegas haciendo barbaridades y olvidándose del valor de sus vidas. ¿Son estos quienes se encargarán de nosotros dentro de unos años? El panorama es sombrío: no quieren saber nada del paso de los años; no respetan a los mayores de hoy y no quieren que sus padres envejezcan. No piensan en la muerte. Gastan el presente no pensando en el mañana. No vale la pena hacer un llamamiento a quienes pueden poner las bases para corregir esta terrible desviación. No van a hacer caso. No interesa. Es mejor dejar las cosas como están: pseudofelicidad, falta de respeto, agresividad, ausencia de valores, dependencia (a la tele, al fútbol, a las revistas del corazón, a las drogas, al trabajo como generador de recursos para ocio peligroso, ...), beligerancia, fanatismo, extremismos políticos, oposición permanente. Es mejor seguir así que ponerse de acuerdo y plantar la semilla legislativa y jurídica que siente de una vez y para siempre las bases de la convivencia y la felicidad, no importándonos la edad.