CUIDEMOS NUESTROS ARBOLES
Quisiera hacer un llamamiento solidario a la vecindad, en beneficio de nuestro pueblo. Entre todos tenemos que procurar que sea un sitio donde la convivencia, el bienestar, la armonía y la belleza sean denominador común. Pongamos en práctica ciertas normas y enseñemos a nuestros descendientes a cumplirlas, mantenerlas y transmitirlas.
Procuro salir temprano a caminar todas las mañanas y recorro. Muchas calles de nuestro pueblo. El silencio reina al comienzo de mi salida. Poco a poco el olor a pueblo y el silencio interrumpido por el deseo de “un buen día” dado a los vecinos con quienes coincido, se va mezclando con el ruido de los motores de los coches que pasan teniendo como pasajeros a colonos que van a trabajar fuera con el “chicharreo” de algunas bicicletas de quienes tienen su trabajo cerca.
Recorro las calles y me llama la atención la enorme cantidad de árboles plantados que dan sombra a las mismas y no puedo decir que las embellecen, porque no todos están cuidados y mimados. He hecho algunas fotos que nutren esta afirmación y que podemos modificar, con muy poco esfuerzo, si ponemos interés.
En otra ocasión hablé sobre la suciedad de las calles y la imposibilidad de que el Ayuntamiento pueda tenerlas limpias todas y que era importante la participación de los vecinos. Si queremos dar la imagen de pueblo limpio a quienes nos visitan, además de procurar no tirar papeles, plásticos, cajas, etc. al suelo, cada vecino debería comprometerse en mantener limpia su puerta y su parte de acera. Pues ahora hago un llama miento para hacer lo mismo con los árboles. Quien más y quien menos, tiene uno en su puerta o próximo a ella. No cuesta ningún trabajo regarlos con frecuencia y quitarle los “chupones” que les van apareciendo a lo largo de su tronco y que les sustraen savia al conjunto del árbol. Da pena ver cómo pasan los años y no crecen los naranjos que en primavera nos obsequian con su olor a azahar. Como botón de muestra de ese abandono “vecinal” pongo aquí algunas fotos. Esos enclenques naranjos estarían hoy preciosos si desde que los plantaron nos hubiéramos preocupado los vecinos de haberlos cuidado: darían otro aspecto a esas calles, embelleciéndolas y haciendo más atractivo a nuestro pueblo, a esta Colonia. También pongo ejemplos gráficos.
Animo a todos a cuidar a esos seres vivientes que nos acompañan a diario y que necesitan de nuestra ayuda para salvarlos.
