jueves, 8 de diciembre de 2011

IDEAS SOBRE MEDICINA ANTROPOLOGICA Por el Dr. Marcos Meeroff


Hoy podemos describir la medicina antropológica así:
1. Concepto positivo e integrativo de la salud;
2. Necesidad de participación activa del individuo en el cuidado de la salud;
3. Concepto multifactorial de las enfermedades;
4. Estudio sistemático de las relaciones entre los factores sociales, psicológicos y biológicos que determinan la distancia en salud y enfermedad;
5. Aplicación de los principios científicos al estudio de los fenómenos subpersonales que afectan la salud;
6. Empleo igualmente de procedimientos y recursos naturales, no invasivos, no ortodoxos para tratar enfermedades;
7. Enfoque integral y humanista de la tarea asistencial.
En consecuencia, el médico antropológico ha de satisfacer estas condiciones:
1. Verdadera vocación por la medicina;
2. Bien lograda formación científica (conocimientos y habilidades para aplicarlos);
3. Elaboración de una correcta concepción del mundo en cuanto a estructura, dimensión y existencia;
4. Concepción del mundo que sirva al análisis de la existencia individual;
5. Sensibilidad para atender al hombre enfermo, comprender el sentido de sus palabras y silencios, sus gestos y reticencias;
6. Experiencia meritada y reflexiva de la vida para que la condición del enfermo pueda percibirse en su real implicación vital;
7. Mente libre, ecuánime, equilibrada, capaz de objetividad y neutralidad emocional;
8. Condiciones de humanidad, reconocimiento de la persona, de la dignidad humana y de la libertad, formación cultural general.
 Concebida así la medicina, entonces tiene una fuerte vocación humanística.
El enfermo debe ser comprendido, respetado y apreciado como se merece todo ser humano. El profesional de la salud debe identificarse de tal modo con el paciente, entendiendo que él como persona también está comprometido en la tarea médica, desde que como persona él también va a necesitar atención médica en algún momento de su vida.

José Saramago: Mañana es la única Utopía

 
"Mañana es la única utopía" - José Saramago
 
 
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Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo...
¡Qué importa eso!.
Tengo la edad que quiero y siento.
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido.
Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la
convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!.
No quiero pensar en ello.
Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo
que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer
lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos
y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir: Eres muy joven, no lo lograrás.
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero
con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones
se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa  de consumirse
en el fuego de una pasión deseada.
Y otras en un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues
mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por  el camino
derramé al ver mis ilusiones rotas... valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!.
Lo que importa es la edad que siento.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida
y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!.
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento. 

                                      José Saramago
                      Premio Nobel Literatura 1998.

martes, 6 de diciembre de 2011

Dia de la Constitución en Monturque


            Recibí una enorme alegría cuando hace unos días recibí vía e-mail una invitación de la Alcaldesa de  nuestro pueblo proponiéndome que asistiese a la conmemoración del 33 Aniversario de la proclamación de la Constitución Española, y que en ese acto me dirigiera a los jóvenes monturqueños que este año llegaban a la mayoría de edad, contándoles mi experiencia pre y postconstitucional.
            Mi gozo pronto se vió sumergido en un pozo, ya que la inminencia de un importante acontecimiento familiar me impide acudir a estar con vosotros el día en que se celebra una “puesta de largo” de la madurez, convivencia, responsabilidad, unión, solidaridad, amor a lo nuestro, orgullo de ser lo que somos, … y una serie de virtudes que se consagran en nuestra Constitución impregnados todos del constructo LIBERTAD.
            El año 1978 asistí y participé con emoción a dos acontecimientos fundamentales en mi vida: el nacimiento en Monturque de mi segundo hijo, una hermosa niña, y a los pocos meses al de una joven y fuerte Constitución basada en un amplio abanico de valores en los que cabían todas las ideologías democráticas existentes en aquella recién nacida Democracia.
            Treinta y tres años después recuerdo aquella época como si fuese hoy. Los cinco años y pocos meses que estuve conviviendo en Monturque como Médico Titular y al final también como Alcalde, suponen permanentemente desde entonces una experiencia tan intensa que permanece viva a diario tanto en mi como en mi familia. Esa llama que no se apaga en nuestros corazones es el fruto del conocimiento de los mayores, transmitido durante generaciones a sus descendientes. Esw el espíritu de los monturqueños, del que nosotros nos impregnamos en aquel tiempo de transición que convivimos enb nuestro pueblo, del que nos sentimos inmensamente orgullosos.
            Aquel cambio que supuso el pasar de una larga dictadura a una débil e incipiente Democracia se llevó a cabo en Monturque de una manera ejemplar, gracias a la idiosincrasia de sus habitantes. Como en todas partes, para unos había prisa en alcanzar la Democracia y olvidar una etapa negra para las libertades de los españoles; pero había otros que no querían dejar gratuitamente el poder después de haberlo ostentado durante tantos años. Solo el diálogo, la cesión de convicciones, la negociación y el intercambio de ideas, el respeto, la tranquilidad, la comprensión de las posturas de los demás, la magnanimidad, la nobleza, pero especialmente el tener un objetivo común para hacer una España mejor, mas solidaria, más libre, mas orgullosa de sí misma, más competitiva, mirando al futuro y dejando atrás e intentando olvidar el pasado, sin desperdiciar la experiencia que supuso aquella etapa, llevaría al éxito la gestión de todos. Ese logro se vió plasmado en nuestra CONSTITUCION.
            Me hubiera gustado estar entre vosotros hoy para haber recordado entre todos los mayores, dirigido a los jóvenes, todos aquellos valores individuales y colectivos que se pusieron a prueba en aquellos momentos, que brillaron como estrellas en el firmamento de la libertad y que aún cuando recordamos y rememoramos somos capaces de rescatar de nuestra memoria en cualquier momento.
            Un abrazo a todos y espero estar muy pronto con vosotros. Siempre que queráis estoy dispuesto.