martes, 6 de enero de 2009

El valor de los silencios

"Si hay silencio, siempre hay algo para escuchar" (Marcelo Cotton)

Paz, remanso de agua dulce, tranquilidad, bellos paisajes, niñez, gorjeo de pájaros, honestidad, inocencia, lluvia plácida, conciencia tranquila, honradez, satisfacción, motivación, poesía, jardín florido, orgullo por lo que haces, y otros muchos más son sentimientos y sugerencias que aparecen cuando una persona-PERSONA se encuentra en condiciones psíquicas de “sentir el silencio”.
Puedo afirmar que quienes sienten estos silencios, que son siempre POSITIVOS, están continuamente predispuestos a favorecer intervenciones POSITIVAS, que ayuden a mejorar la situación de alguien y en definitiva, con insistencia, sumadas estas actuaciones, una y otra vez, granito a granito, colaboran mejorando el Mundo, uniendo a las personas y creando solidaridad.
Sin embargo, hay otros silencios NEGATIVOS, perversos, que son utilizados por los agentes del mal para deteriorar la convivencia, alimentar la envidia entre las personas en un alarde de desprecio a la solidaridad, como VALOR fundamental.
Afortunadamente se produce un equilibrio de fuerzas y aunque parezca que ganan los que provocan los males, porque aparecen más en los medios de comunicación, observo con optimismo que, aunque con mucho esfuerzo, al final el bien se impone sobre el mal. Los terroristas no ganarán al final. Estoy seguro. Tampoco se saldrán con la suya los traficantes, de drogas o de personas, aunque ahora se estén forrando con sus sucios negocios. No pasará la corrupción. No vencerán al final aquellos que para conservar sus prebendas, blindajes o mantenerse protegidos con demoras de procesos judiciales pendientes, usen y abusen de la maledicencia y de silencios negativos.
De nada les vale a estos destructores de la humanidad hablar mal de personas honradas, desprestigiándolas con falsedades o silenciando méritos de posibles competidores que en realidad no lo son, sino que son fantasmas creados por sus malévolas imaginaciones. Creen que son rivales porque son líderes en sus respectivas comunidades, respetados, seguidos y obedecidos. Líderes que son ejemplo para la juventud, que confía en ellos: patrocinan y promueven proyectos importantes para la población que siempre, de una u otra manera, llegan eficientemente a su fin, esto es, son implementados una vez finalizados y son proyectos útiles para la sociedad.
Envidia carroñera. Celos por falta de preparación y formación. En lugar de emplear su tiempo en formarse con el objetivo de servir mejor a los demás, lo hacen difamando, hablando en contra, buscando justificaciones falsas o endosando culpabilidades a quienes creen que les pueden hacer sombra. No se forman, sino que se informan de cómo obtener beneficios apoyándose en sus privilegiadas posiciones: oyendo, que no escuchando, tomando notas, permitiendo inmoralidades, dejando de hacer, inhibiéndose y SILENCIANDO.
Silencios negativos. Silencios que no solo son dejar de hablar bien de alguien o no desmentir algo que conocen y que malinterpretan otros. Silencios a la hora de pedir algo para tu tierra. Silencios egoístas de informaciones que ocultan peligros incluso para sus allegados. Inhibiciones que llevan a la proliferación de la droga y al aumento de muertes por accidentes de tráfico de jóvenes inocentes. Abstenciones que provocan un aumento del fracaso escolar, un empeoramiento de la situación sanitaria y de las condiciones sociales de los más necesitados, retrasos en la obtención de subvenciones tan necesarias para el desarrollo poblacional.

Silencios, inhibiciones y abstenciones que aburren a los más activos, quienes al final optan por tirar la toalla y dejar de participar.
Lo más grave y detestable de estos silencios negativos es que al final consiguen hacer daño, mucho daño, y no hay peor mal que aquel que lleva a perder la ilusión y la motivación, la solidaridad y el compañerismo, la entrega y el optimismo. Destrucción de valores fundamentales.
Es hora de descubrir y desenmascarar esos silencios negativos.