sábado, 8 de diciembre de 2007

El mañana se prepara hoy

Absolutamente de acuerdo contigo. Tengo un año más que tú, y también me considero todavía joven, aunque no creo que supere en mucho, cuando llegue el momento, la edad media de supervivencia o expectativa de vida. Tengo la misma ilusión en realizar proyectos, en poner en marcha acciones, en ayudar a los demás, en dar amor, ... que cuando tenía 22 años (cuando comencé a ejercer de médico rural). Tengo la misma o incluso más ilusión en trabajar porque veo que es necesario, cada día más, ayudar a quien lo necesita; y en el medio rural, no veas cómo se necesita. No hay derecho a que la gente no piense en el envejecimiento, en la muerte... Lo que no gusta lo quitan de en medio; no se paran a meditar lo que están haciendo, para qué lo hacen, a quien beneficia o, más bien, a quien perjudica la actitud que adoptan en la vida.
Recuerdo cuando era pequeño, en mi pueblo natal, que era frecuente vivir la muerte de alguien con frecuencia. Rara era la semana que no había un entierro y con inusitada frecuencia se enterraba a algún niño. Estábamos acostumbrados, eramos menos sensibles al sufrimiento por la pérdida de un ser querido. Cuando comencé a realizar los estudios del tercer ciclo para obtener el grado de Doctor, no tenía ni idea del tema que me iba a encomendar la Cátedra de Psiquiatría para elaborar mi tesis doctoral. Cuando el Catedrático me dio el título ("Muerte y valores de existencia") me satisfizo porque pensé que se podían sacar unas conclusiones provechosas. Efectivamente así fue, pero no me voy a extender cansándote con datos y conclusiones.
Ahora habría que hacer otra investigación similar y las conclusiones serían muy distintas. En poco tiempo, la televisión, la política, los políticos, la mejoría del estar social ( no digo no bien ni mal estar), etc, ha conseguido que gran parte de la población se haya despreocupado de la vida real y piensen que viven otra realidad. No piensan en el futuro, no cimientan el futuro, ni a nivel familiar ni, mucho menos, a nivel social. No quieren pensar que el mañana existe y no es lejano, que para llegar en buen estado a viejo hay que prepararse de joven. Cada día son más numerosos los casos de muerte prematura de jóvenes por accidente de tráfico. No piensan que a las velocidades que alcanzan sus vehículos pueden matarse o matar a algún inocente. Se te pone una cara de tonto cuando acudes al entierro de algún joven y te solidarizas con el sufrimiento de sus familiares, que te enfadas contigo mismo y te sublevas por no haber hecho todavía más por evitar lo ocurrido. Pero no se puede luchar contra la impasividad de la familia que previamente han permitido que ese hijo o hija haya dejado los estudios a los 14 años, y se haya puesto a trabajar con el único objetivo de obtener dinero para comprarse una moto con la que "fardar" ante sus colegas haciendo barbaridades y olvidándose del valor de sus vidas. ¿Son estos quienes se encargarán de nosotros dentro de unos años? El panorama es sombrío: no quieren saber nada del paso de los años; no respetan a los mayores de hoy y no quieren que sus padres envejezcan. No piensan en la muerte. Gastan el presente no pensando en el mañana. No vale la pena hacer un llamamiento a quienes pueden poner las bases para corregir esta terrible desviación. No van a hacer caso. No interesa. Es mejor dejar las cosas como están: pseudofelicidad, falta de respeto, agresividad, ausencia de valores, dependencia (a la tele, al fútbol, a las revistas del corazón, a las drogas, al trabajo como generador de recursos para ocio peligroso, ...), beligerancia, fanatismo, extremismos políticos, oposición permanente. Es mejor seguir así que ponerse de acuerdo y plantar la semilla legislativa y jurídica que siente de una vez y para siempre las bases de la convivencia y la felicidad, no importándonos la edad.

No hay comentarios: