Los sanitarios en
general y el médico en particular es reconocido por la sociedad como el
profesional mejor valorado. La atención
médica, el acto médico, es una acción que requiere una enorme confianza del
paciente y éste así lo entiende cuando llega a la consulta, a la sala de
urgencias, a la cama del hospital o al quirófano. Por ello, cuando se produce
una agresión a un sanitario, la sociedad lo vive como una afrenta directa.
Una agresión para ser definida
como tal, debe ser sentida por el médico como una amenaza hacia su persona o
incluso para las personas del entorno que le rodean, compañeros de trabajo o
dependiendo de donde ejerza, su familia y esto, independientemente del grado o
la intensidad de la agresión. Los gestos, las palabras o el daño físico sólo
son escalas de un mismo hecho.
Las consecuencias de una
agresión no sólo son el daño momentáneo o inmediato que puede tener como
conclusión hasta la muerte del facultativo, sino el miedo continuo ante un
entorno hostil. El asesinato de la médico de familia en Moratalla (Murcia),
hace unos años desencadenó que
comenzáramos un movimiento profesional para sensibilizar a médicos, sanitarios
y ciudadanos del problema que genera esta lacra.
Pueden encontrarse
explicaciones, que no motivos, a estos fenómenos de violencia y por ello la OMC
constituyó un grupo de estudio que aborda este tema para buscar soluciones,
pero en ningún caso, una agresión tiene justificación. La ansiedad del
paciente, su locura, la drogadicción, el desencuentro de pareceres pueden ser
alguno de los argumentos que encontramos en los estudios retrospectivos que año
a año desde esta Organización se investigan.
Las bajas laborales de los
médicos agredidos, el cambio de lugar de trabajo por miedo, la angustia del
facultativo agredido, sus consecuencias son la parte oculta, silenciosa, pero
de un sufrimiento terrible en la vida de este profesional.
No basta con la denuncia
por parte del médico agredido contra su agresor, ni los juicios ganados, ni las
penas impuestas a este maltratador, no basta, aunque sí ayudan, como ayuda de
forma importante considerar al médico cuando ejerce su función, un grado de
autoridad pública.
El poner en
conocimiento de la ciudadanía y generar
opinión pública sobre el problema
en un día determinado como hoy 18 de marzo, quiere ser una llamada de atención
y solicitud de ayuda ante estas deleznables acciones.
Pero la consideración y
entrada en la agenda política de este agravio, que sufren los sanitarios cuando
están ejerciendo su actividad profesional y el considerar que en el desempeño
de sus funciones un médico tiene el cargo de autoridad es una necesidad que
protegerá sin duda la integridad de los facultativos. Tenemos que seguir
trabajando para conseguir que este reconocimiento de autoridad alcance tanto a
los médicos que trabajan en la sanidad pública como los que lo hacen en la
privada.
La Organización Médica
Colegial recuerda en este día a tantos profesionales que día a día son víctimas
de este atropello y por ello, este 18 de marzo, en sus centros de trabajo, y en
sus consultas particulares mostraran un lazo dorado de solidaridad.
Por todo ello, pedimos:
·
Que se apliquen todas las medidas necesarias para evitar que se
produzcan estas situaciones. //STOPagresiones.
·
Que se refuercen las medidas preventivas y de protección a los
profesionales.
·
Que las agresiones sean consideradas como delito contra la
autoridad, tanto si los médicos trabajan
en el Sistema público como si lo hacen en el privado.
·
Que las Administraciones sanitarias y las universidades se comprometan
en la formación de los sanitarios para estar preparados antes este tipo de
situaciones. El curso de la FFOMC Prevención y Abordaje de las Agresiones a
Médicos es un ejemplo a seguir.
·
Que el Registro Nacional de Agresiones a Sanitarios cuente con unos
adecuados sistemas de registro y mapa de riesgos para conocer con precisión el
alcance del problema.
·
Que las Administraciones sanitarias sumen a las campañas de violencia de
género, campañas para concienciar a la sociedad de “tolerancia cero contra las
agresiones a sanitarios” y de que los servicios sanitarios son un bien público
que hay que cuidar y utilizar de forma responsable.
Madrid,
18 de marzo de 2015