Pregón de la Feria de Ochavillo del Río, dado por Dr. Bernabé Galán Sánchez, la madrugada del día 12 al 13 de Julio de 2018.
Buenas noches, queridas ochavilleras y
ochavilleros; colonas, colonos, emigrantes que volvéis a vuestras raíces a
disfrutar unos días saludando, conviviendo, recordando, añorando vivencias,
aventuras, amoríos, juventud… Todo ello nos hace sentir bien, como si el tiempo
no hubiese pasado.
Estamos hoy aquí para pasar un rato
agradable y recordar momentos con el deseo de pasar esta Feria “de sombreros”
con salud, alegría, amistad, concordia y solidaridad, que son características
que nos definen a los colonos y especialmente a las ciudadanas y ciudadanos de
Ochavillo.
No puedo expresar con palabras la
emoción que siento por ser el pregonero de estas fiestas, a la par de una
enorme satisfacción y reconocimiento por ello. Tengo que agradecer al Consejo
Local y a la Comisión de Festejos que pensaran en mí para concederme este
honor, pero especialmente a nuestra Alcaldesa Aroa Moro y a Quique González que
fue quien directamente me lo propuso.
Y he dicho NUESTRA ALCALDESA, porque al
igual que me siento Colono en general, individualmente y a la par, me siento
también Ochavillero, Carretereño, Cañetero, Ventillero, Villarengo,
Villalonero, Herrerieño, Peñalosero y
Silillero.
Llegué a La Colonia, yo diría que por
equivocación, gracias a una información equivocada que recibí de alguien que no
me conocía bien. Pero gracias a esa equivocación estoy aquí, desde hace 38 años
y hoy en Ochavillo, me encuentro satisfecho y feliz y creo que gozo del mismo
cariño de los colonos como el que yo les tengo y entrego.
Cuando conocí que venía destinado como
Médico Titular a Fuente Palmera, comencé a interesarme por su historia, por su
gente, por su estructura social, económica y cultural, por sus comunicaciones,…
en fin, comencé a impregnarme de la esencia de La Colonia.
Fue precisamente aquí, en Ochavillo,
donde me estrené haciendo mi primera visita domiciliaria. Aquí comencé a sentir
la humanidad de los colonos, la calidez de su contacto y la nobleza de su
espíritu. Aquel lunes, 17 de noviembre de 1980, mi primer día de trabajo en
aquel consultorio pequeño y antiguo, al lado de la Plaza de Fuente Palmera,
como todos los lunes, estaba a rebosar de personas venidas de todas las aldeas,
que más que al médico, acudían al mercadillo que se montaba en los alrededores del
ambulatorio, y de paso pedían cita para el médico. Bueno, pues así fue mi debut
pasando consulta, que como era de esperar terminé bastante tarde. Comenzar a
conocer a mis nuevos pacientes y recibir el saludo afectuoso de bienvenida y
cariño de todos desde el primer momento (aún me emociona su recuerdo) y otros
factores más, tuvieron mucho que ver con ese retraso en la consulta. Cuando
terminé, el señor que daba los números de orden para entrar, el “Niño del
Huerto”, me comunicó que tenía un aviso a domicilio en Ochavillo del Río. Salí
a la deriva porque no me había enterado bien del camino a tomar y en la esquina
de Los Carrolos, me encontré un señor mayor que apoyaba sus codos sobre la
señal que indicaba el camino hacia Posadas y le pregunté: “Amigo, por donde se
va a Ochavillo del Río”. A lo que él rápidamente me contestó: “¡Hombre, ese es
mi pueblo! Si quiere me voy con usted y le enseño el camino”. Le agradecí su
gesto y durante el trayecto comenzamos a hacernos amigos. Me dijo que él se llamaba
José Adame Expósito, pero que le decían “Flequillo”.
El aviso era en la casa de Salvador
Becerra, “El Rondeño”, que vivía en la calle Coronel Cascajo, 9 (hoy Calle
Norte). Me recibió su esposa Concha Moreno y sentado en una silla, con una
cuchara en la mano, tocando sobre la mesa a modo de tambor, estaba uno de sus
hijos, que también se llamaba Salvador. Hace pocos días, en mi consulta, le
comenté a una bisnieta del “Rondeño” que la primera visita domiciliaria que
hice en La Colonia fue a su bisabuelo.
El Bar de Ricardo estaba cerca y el
amigo “Flequillo” que me había esperado allí, me invitó a tomar una copa, para
que viera que en su pueblo vendían buen vino. Había otros bares en aquellos
tiempos, como el del “Cantinero”, el de Juan Antonio Reyes “El Penas” y el de
Dámaso, que yo recuerde. Para la juventud, nuestro “camarada” Ricardo había
montado un pub en un salón del bar de su padre, que fue pionero en la comarca,
antes incluso que el Lord Byron de Palma del Rio. Otros pubs, ya posteriores
fueron el Snoopy, de José Manuel Delgado Hilinger, “Pancho” que era referente
en toda La Colonia y el del “Vaquerillo” al lado del bar de Pepe Jiménez que con sus brochetas llegó más
tarde.
Siempre digo y repito que desde el
primer día me fascinó la idiosincrasia de La Colonia y de los colonos y su
enorme calidad humana y aquello me impactó de tal manera que desde el primer
momento me propuse permanecer entre vosotros y trabajar por La Colonia,
pensando no solo en aquel presente, sino en el futuro, de manera que lo que
planeara hacer, lo haría con la intención de que perdurase en el tiempo y fuese
de provecho para nuestros descendientes.
El moderno plan de regadíos que se iba
a poner pronto en marcha iba a suponer un cambio drástico a la situación de
pobreza socio-cultural y económica que sufría nuestra Colonia y había que
prepararse para ello. Fui consciente que había una misión que llevar a cabo y
que yo podía ayudar, especialmente en el tema socio-sanitario y educativo. Hice
un estudio sobre la situación sanitaria de La Colonia, que incluía aspectos
históricos, culturales, sociales, laborales, económicos, geográficos,
urbanísticos, de comunicación, etc. y elaboré un proyecto planificando la
sanidad colona que llevé a la Consejería de Salud en 1982, acompañado del
entonces Alcalde Antonio Díaz. Aquello sirvió de base para llevar a cabo la
Reforma Sanitaria en La Colonia de Fuente Palmera. Se creó una nueva plaza de
Médico y enfermera en Fuente Carreteros en 1985 y comenzamos a venir los
Médicos y enfermeros a pasar consulta a Ochavillo y a la Cañada, hasta que el 1
de junio de 1994 se puso en marcha la Reforma Sanitaria en todo el municipio,
poniéndose en funcionamiento el consultorio de Ochavillo del Río con médico y
enfermero asignados a tiempo total.
Haciendo comparaciones, antes y después, tengo que recordar ahora, a
Anita Reyes “Anita la de las inyecciones” que antiguamente hacía las veces de
practicante.
Muchos de los recuerdos que rememoraré
en este pregón, con nostalgia, entusiasmo e ilusión, exaltando a Ochavillo y a
sus gentes, saldrán de los muchos artículos que escribí en los periódicos
provinciales La Voz de Córdoba y Diario Córdoba y en El Colonial, difundiendo o
denunciando hechos en los que este pueblo se veía afectado. Las actividades que
se realizaban y las movilizaciones que se promovían, siempre en busca de
mejoras necesarias, sus problemas, sus acciones, sus levantamientos o sus
consecuciones fueron conocidos ampliamente en nuestra provincia.
Los contínuos cortes de luz debido al
pésimo suministro eléctrico que proporcionaba la Compañía Sevillana de
Electricidad, llegó al colmo de la indignación a finales de los 80 y principio
de los 90 y por fin se consiguió que Sevillana se comprometiera a solucionar
definitivamente el problema, mejorando
la red eléctrica.
También hubo que salir a protestar por
el estado de las carreteras de La Colonia. Gracias a las movilizaciones,
aquellos infames caminos llenos de baches, mejoraron el firme, se ensancharon y
se hicieron más seguros.
A los médicos nos unía una relación
especial con los taxistas de las aldeas, ya que al no disponer entonces de
ambulancias, eran ellos quienes llevaban los pacientes al Hospital en
circunstancias urgentes. En aquel tiempo era taxista de Ochavillo, “Paco el
taxista” o “Paco el de Aguedita”. Agueda, su esposa, era hija de un antiguo
alcalde, que siempre lo consideré un
hombre sabio y ecuánime y que se llamaba Antonio Sánchez. Hablando de
conductores tengo que recordar a un Silillero que se casó con una ochavillera y
que conducía la catalana. Me estoy refiriendo a Manolo Dugo y Mari Cruz Rossi.
Ochavillo destaca en la organización de
eventos culturales y educativos. Recuerdo aquellas primeras Jornadas de Cultura
Popular, organizadas por Quique González Mestre y José Luis González Castell en
la entonces llamada CASA DE LA JUVENTUD. Sobre ellas escribí en Diario Córdoba
el 25 de mayo de 1982 y como se repetían cada año, volvían a aparecer en la
prensa provincial y en El Colonial. Éramos colaboradores habituales, además de
los organizadores nombrados, Paco López de Ahumada, Rafa Yuste, Miguel Ángel
Ibáñez, Manolo Dugo, Joaquín Casado, Manolo García Reyes, María Isabel García
Cano, los hermanos González Mestre, Nemesio Álvarez, María Luisa Pérez Berner,
Ramón Guisado, Manolo Morales, Jaime Loring, Manolo López Calvo, Antonio Vega y
otros muchos que encantados participábamos en las mismas. Incluso se
proyectaron películas como “Cría cuervos” de Carlos Saura y “Pinacenda” del
abogado cordobés Juan José Sarazá y que fue rodada en nuestra Colonia.
Recuerdo con ilusión la organización
cada año de las Olimpíadas Escolares en las que participaban niñas y niños de
todos los Colegios de La Colonia, en las que se estimulaba la integración y
conocimiento mutuo y se reforzaban los lazos de unión entre nuestros pueblos.
Las primeras se celebraron en Ochavillo, ya que fue de su comunidad educativa
de donde partió la idea, capitaneada por el maestro Don Lorenzo Linares. Por
aquel entonces vivían en Ochavillo, además de Lorenzo, otros maestros como Paco
García, que luego fue Director del García Lorca, su esposa, José Antonio
Villena y Leli Carrillo que era la Directora y algunos más. No llegué a
coincidir con otros anteriores, como Francisco Tubío y María Isabel García
Cano.
Hay
costumbres en Ochavillo que no se olvidan y que se mantienen año tras año. Tal
vez sea el pueblo de La Colonia que más tradiciones mantiene. La Gran Batalla
de la harina, el miércoles de Ceniza, día en que el pueblo, calles y personas,
se visten de blanco no librándose nadie de ser enharinado. Los arrastralatas,
el quemar al Judas, el pintarramos, y qué decir del Carnaval, en el que las
chirigotas de Ochavillo son famosas porque siempre resultan ganadoras en los
concursos a los que se presentan. Es de justicia recordar a Joselín Mengual, a
Ventura Moro, a mi compañero médico
Antonio Delgado “el Rubio de Tomás”, al “Pirolo”, a Rafael Guisado “La Kabra”,
a Paquito “de la Morena” y a los
Arriaza, padre e hijos Rafa, Paco “el Seco” y Antonio, que además de
comparsista, como político, ha hecho mucho por Ochavillo y por La Colonia. Una
nueva generación de chirigoteros jóvenes están tomando el testigo de los
antiguos y son de destacar Juan Manuel Moro “el Wiches”, José Rossi “el Niño
del Pichi” y Paco Rodríguez Crespo.
Y de la Feria, ¿qué decir? Recuerdo que
nos gustaba ir a todas las ferias, y
cuando nuestros hijos salieron salieron de la edad de los caballitos, iban
ellos solos de feria en feria y nos decían que como la feria de Ochavillo no
había ninguna.
También
he venido, en algunas ocasiones, a la Fiesta del Emigrante, teniendo la
oportunidad de saludar a colonos que tuvieron que salir a buscar trabajo y que
vuelven a su pueblo por estas fechas. Nombres como Rafael González Castel
“Pireo”, Miguel Bolancé “Miguelón”, Alfonso Garcia “Alfonsillo Pistones”,
Juanito “Piobas”, Matías González García, Carmen Sanz Castel, son nombres de
personas que asiduamente acudían a este encuentro tan emotivo.
Con añoranza recuerdo las ocasiones en
las que íbamos a pescar y pasar el día a orillas del Guadalquivir a su paso por
Ochavillo. Tomábamos un sendero que salía de la curva que hay al final de la
cuesta camino de las barrancas del rio. Mis hijos disfrutaban del campo a la
orilla del Guadalquivir, pendientes de las cañas que habíamos lanzado con la intención
de pescar.
Guadalquivir, Gran Río, Gran Rey de
Andalucía, como dijo Don Luis de Góngora y fuente de riqueza para nuestra
Colonia, que digo yo. Precisamente gracias al Guadalquivir, 1983 fue un año
importante para nuestro pueblo, ya que en su primavera se pusieron en marcha
los riegos, que iban a transformar drásticamente la vida de los colonos. Era el
sistema de riego más moderno que existía entonces en Europa, y Ochavillo del
Río jugaba un papel fundamental en su funcionamiento, ya que en su delimitación
se encuentra la estación de bombeo desde donde se eleva el agua de nuestro río
a 74 metros de altura, para luego repartirla por toda la zona regable.
La vocación autonomista Ochavillo
culminó, tras un largo periplo judicial, el 5 noviembre de 2009 constituyéndose
ese día en la Diputación su primera Comisión
Gestora, tras ser declarada Entidad Local Menor por Decreto de la
Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía de fecha 23 de junio de
2009. Aquella Gestora estaba integrada por Antonio Mengual, como presidente y Aroa Moro, ambos de IU, Mariano Hens
y Mónica Mengual por el PSOE, y Rafael Pérez por Olivo.
En el aspecto religioso hemos de
recordar que esta feria tradicionalmente se ha organizado en honor de la Virgen
del Carmen. Hay otras manifestaciones religiosas como las procesiones y en
especial las de Semana Santa, que con la sencillez propia de un pequeño pueblo
se saca al Cristo de la Clemencia y a la Virgen de los Dolores.
En este recorrido por la memoria
histórica de mis años en contacto con Ochavillo del Río he ido nombrando a
muchas personas y quiero pedir disculpas por aquellas que olvido, que serán
muchas, pero quisiera en estos momentos rememorar a algunas más como ejemplo
del cariño que tengo a este pueblo, aunque algunas, ya no se encuentren entre
nosotros.
Recuerdo, al “Chico Matías”, padre de
amigos como José Luis y Matías González Castel, Los “Piobas” padres e hijos
Tomás, Manolo, Julián y Pepe, Conchita “la del teléfono”, su hijo José Antonio
“Correcaminos”, Julia Montero, madre de
los Arriaza, Manolo Hilinger “el Muñequero”,
Antonio Alférez Díaz “El Sota”, Salvador Cámara y su esposa Benilde
Crespo, Lola Mohedano, Adolfo Núñez, Victoria Arriaza, madre de Isidoro y
Joaquín, con quien me comunicaba con mi emisora de radio, Josefa Alegre,
Ricardo González y Belén Mestre y sus hijos Ricardo, Manolo, Juan “el Bujías”,
Quique, Sensi, Belén y María José, Anita “la Perdigona” y sus hijos Alfredo y
Pedro Sánchez y su tío “Machín”, Juan Navarro “El Pilas”, Mercedes Maestre y
José Herrera, Nazario Crespo, su hija
Mari Carmen que se casó con José Luis Segovia y su nieta Beatriz,
Fisioterapeuta en mi Centro Médico, Paco Rivas, electricista, y su hermana
Amelia, Psicóloga, Gabino Mengual, “Los Polos” Hipólita María y Juan Saavedra y
sus hijos, Josefa Rubio “la del Pariente”… Pero en los últimos tiempos, quien
más hondo me ha calado ha sido Pepe (Joselín) Navarro Reyes, cocinero de la
Guardería Municipal de Fuente Palmera, por la amistad y cariño que ha tenido
siempre con mi nietecita Rosa, quien desde que tenía 6 meses, le encantaban sus
comidas y comenzó a tenerlo como referente a la hora de comer.
Quedaría por completar una larga lista
de personas, cuya imagen se mantiene tenuemente en mi memoria, ya que perdí el
contacto frecuente con ellas a partir de 1994 cuando dejé de ser Médico de
Ochavillo y otros cogieron mi relevo. Estos han sido: Pascual Ponferrada, que
fue el primer médico asignado a este pueblo, Curro Spínola, Magdalena González
Tirado y ahora José Luis Bernal. También recuerdo con cariño a los dos
enfermeros que habéis tenido hasta la fecha, los dos Pacos, Paco Carmona y
ahora Paco Fernández Segura. Y no podemos olvidar a Dámaso Guisado, que ha
colaborado eficientemente en el consultorio durante muchos años.
El preparar un pregón te hace recordar
muchas ocasiones vividas con vosotros durante estos 38 años de mi permanencia
en La Colonia: Unas buenas y otras no tanto. Mi intención es seguir aquí al
menos 100 años más. Por eso tenemos que seguir mirando al futuro positivamente
y construyendo firme para poder llegar lejos. Siempre he considerado a
Ochavillo como un pueblo con objetivos claros y que es consciente del poder y
la fuerza que proporciona la unión, la solidaridad y el inconformismo ante la
desigualdad. Pero ahora lo que toca es pasar una magnífica Feria y olvidar las preocupaciones. Recobrad fuerzas para
seguir siendo como sois, mejorando día a día. Os animo a seguir así y os deseo
salud, prosperidad y trabajo.
Un fuerte abrazo. Muchas gracias.
¡¡Viva Ochavillo y viva La Colonia!!