sábado, 18 de octubre de 2008

La piedra de los muertos en Adamuz

He entrado en la página web del Ayuntamiento de nuestro pueblo (estoy ausente pero llevo Adamuz en mi ser y no hay un segundo del dia en que deje de acordarme de donde nací, me crié y donde vive parte de mi familia)
Me ha encantado la página web, y veo con interés la existencia del foro con distintos temas. Quería enviar al Alcalde, Manolo Leyva, una carta que ha escrito como comentario a una noticia aparecida hoy en el Diario Cordoba, un hijo de adamuceños que emigraron a Brasil. Quien quiera leerla, puede pinchar en este enlace:
http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=437988
luego, leer el comentario. Por favor, si alguien lo lee que se lo de al Alcalde de mi parte, ya que no conozco su correo-e.
Respecto a la piedra de los muertos pienso, que efectivamente es un símbolo de nuestro pueblo, debe permanecer en su sitio, en el primer tercio de la distancia que existía de un cementerio a otro: del antiguo, que estaba ubicado a la espalda de la Parroquia y el moderno, que comenzaba en las paredes del ahora unificado (antiguamente, había dos zonas diferenciadas: una para los que recibían sepultura cristiana y otra donde enterraban a los que la Iglesia se la negaba, bien por haberse suicidado, bien por ser ateos, etc.)
Hablar de la muerte es algo que no gusta. Nuestro pueblo, en este tema ha sido siempre muy especial, distinto de otros que conozco. Recuerdo de pequeño, y posteriormente conforme he ido creciendo he ido confirmando, que en Adamuz se tomaba con bastante naturalidad el tema de la muerte. El dolor de la pérdida de un ser querido era importante, el duelo por la ausencia también, el recuerdo siempre presente, el apoyo de vecinos y familiares era sobrecogedor. Todo esto, unido a nuestra forma de ser y tomar las cosas, hacían que la persona que estaba en puertas de abandonar este mundo se tomara con entereza y tranquilidad sus últimos días: el moribundo, desde pequeño había vivido esa forma de ser tan idiosincrásica como la nuestra, había interiorizado la forma de morir, se sentía respaldado por una herencia cultural mortuoria, sabía que estaría acompañado de su familia, amigos, vecinos, etc. Sabía que su familia tendría el apoyo de su pueblo...
La "piedra de los muertos" debe permanecer en su sitio, y se debe realzar su imagen; incluso diría más: ahora que se pasa de largo cuando el féretro es transportado en coche fúnebre, se debería dar la opción a quien lo deseara de poder descansar sobre ella al pasar a su altura, como se ha hecho siempre. Es la forma con la que un hijo de Adamuz se despide de su pueblo, al salir de él por última vez. Antiguamente la piedra era el hito que señalaba la salida del pueblo ya que a partir de ella solo había campo abierto hasta llegar al cementerio.
Tan interesante es el tema de la muerte, que realicé mi tesis doctoral con el título "MUERTE Y VALORES DE EXISTENCIA". En ella comparaba las distintas concepciones que tienen sobre la muerte dos poblaciones de nuestra provincia: nuestro pueblo, Adamuz, y el pueblo donde llevo viviendo la mitad de mi vida, Fuente Palmera.
Os deseo a todos mucha salud. Un fuerte abrazo:

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