"Pobre del líder que desprecia a aquel que le facilitó el autodescubrimiento de su liderazgo y le ayuda a mantenerlo" (B. Galan)
Cuando toda tu vida la has dedicado al servicio de los demás, procurando su bienestar, promoviendo la salud, el desarrollo, el progreso y la cultura de los que te rodean, tienes autoridad moral suficiente para expresar ciertas reflexiones que espontáneamente se te vienen a tu mente.
En cada aldea, pueblo o ciudad hay personas implicadas en beneficiar a los demás sin obtener ningún beneficio personal. Tienen esa condición y no les importa no figurar en las marmóreas placas conmemorativas de las inauguraciones.
Oimos frecuentemente manifestaciones como: "son cosas de la política", "es político nato", "para ser buen político hay que saber engañar a la gente", etc. Estas expresiones denotan el sentir popular, son la opinión de muchas personas. Es lamentable que esto sea así, y que incluso se acepte y se interiorice por muchos de los que trabajan en política y viven de ella.
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