Dr. Bernabé Galán. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Estamos observando desde que comenzó la primavera que los procesos psiquiátricos y psicológicos aumentan y son más frecuentes los comentarios acerca de algún vecino o conocido que en estos días han sufrido una recaída en el padecimiento que venía soportando. Procesos psicóticos, trastornos depresivos, ansiedad, etc, llegan a nuestros oídos estos días. Veamos algunas noticias acerca de Salud Mental.
¿Sabían que siete de cada diez consumidores de ansiolíticos y tranquilizantes son mujeres?
En las XI Jornadas de Actualización en Medicina de Familia, celebradas en Valencia recientemente, se ha comunicado que en la actualidad, se calcula que siete de cada diez consumidores de ansiolíticos y tranquilizantes son mujeres. Los expertos atribuyen parte de las causas del incremento del consumo de estos psicofármacos a problemas sociales como la inseguridad laboral, la falta de afectividad y una sociedad cada vez más competitiva.Además se ha lamentado la penosa situación en la que se encuentran la mayoría de los Médicos de Familia, ya que “… muchas de las situaciones comunes que atienden los médicos de familia en la consulta podría tratarse con abordaje no farmacológico si éstos dispusieran de mayor tiempo de consulta por paciente" en palabras textuales citadas en dichas Jornadas.
Precisamente, en el programa científico de este encuentro se ha incluido un taller sobre deshabituación de las benzodiacepinas, subrayándose la importancia que tiene que el médico de familia utilice de forma racional este tipo de fármacos y sepa cuando es preciso retirarlos de la manera menos traumática posible para el paciente siguiendo unas pautas concretas. “La única forma –explica la Dra. Vicens- de retirar el tratamiento de forma adecuada consiste en explicar al paciente que muchas de esas molestias tienen su origen en la dependencia generada a la propia medicación. Una posible solución pasa por empezar a retirarla de forma gradual, reduciendo entre el 10 y el 25 por ciento de la dosis cada dos semanas, de tal modo que el organismo apenas perciba esta disminución”.
Si tuvieramos tiempo en la consulta de Atención Primaria, podríamos escuchar un poco más los problemas psicológicos de nuestros pacientes y abordarlos con otras técnicas psicoterapéuticas breves, aunque el resultado de esa manera de actuar no es tan inmediato como el consumo de una benzodiacepina puede resultar a la larga más beneficioso para el paciente
Hay quien piensa que el estado de ánimo de las personas está directamente relacionado con el estado de salud que presentan. No es exactamente así, como se ha demostrado en un estudio de investigación realizado en la Universidad de Michigan, que se publica en la revista Journal of Experimental Psychology, en el que se concluye que el estado emocional no depende de la salud sino de la capacidad de adaptación a nuevas situaciones vitales.
Los científicos realizaron este descubrimiento a través del estudio de 49 parejas compuestas por pacientes sometidos a diálisis renal y personas sanas que informaron sobre su humor a diario durante una semana, utilizando un ordenador personal de bolsillo. Los pacientes de diálisis habían pasado por este sistema al menos durante tres meses, visitando un centro de hemodiálisis tres o más veces por semanas.
Los resultados de la investigación revelaron que los pacientes de diálisis se encontraban de buen humor la mayoría del tiempo y que su estado emocional no era sustancialmente peor que el de las personas saludables.
Los científicos descubrieron que los participantes sanos infravaloraban la capacidad de los pacientes para adaptarse a la diálisis y pensaban que el porcentaje de tiempo en el que se sentirían mal sería mayor si estuvieran sometidos a este tratamiento, lo que no se correspondía con la realidad de los pacientes renales. Sin embargo, los investigadores comprobaron que los pacientes también infravaloraban su capacidad de adaptación y que al ser preguntados cómo se sentirían si estuvieran sanos respondían que su estado emocional sería mucho mejor de los niveles de bienestar que en realidad se habían constatado en los sujetos sanos.
Estas líneas anteriores nos hacen ver que no siempre el estrés que puede suponer una enfermedad o una dependencia artificial a una “máquina” es siempre negativo. Hemos leído una ponencia de la “Jornada sobre las Técnicas de Salud Laboral para el manejo del estrés” celebrada recientemente en Madrid, que existe también un estrés positivo, motivante y necesario para la vida.
A través de su ponencia “El estrés, la sal de la vida”, la psicóloga Elena Jiménez, distinguió entre el estrés negativo y el positivo. Respecto al primero explicó las causas y habló de cómo evitarlo y de cómo buscar los recursos para defenderse de él, es decir, de cómo reconducirlo. Habló también de un estrés positivo, motivante y necesario para la vida, que es totalmente controlable y no es perjudicial para la salud.
En otra de las intervenciones, Antonio Puerta Torres, responsable del gabinete psicológico de UGT, habló de las pautas que se está siguiendo en algunas partes de Europa con respecto al estrés. En estos países, según Puerta, el tema es tratado desde el origen, estudiando el puesto de trabajo y poniendo todas aquellas medidas preventivas necesarias para evitar que el trabajador pueda llegar a sufrir estrés. De esta manera lo combaten “antes de”, y no dan lugar a tener que buscar soluciones cuando la persona ya lo padece.
El doctor Santiago González Gil, médico especialista de medicina del Trabajo, abordó temas como la autoestima laboral, el ego, las emociones y la motivación como pilares para conseguir la felicidad y vivir sin estrés, transmitiendo la importancia de “ser feliz trabajando”.
Pasando a otro tema de Salud Mental, y tratándose de una enfermedad mucho más grave, como es la esquizofrenia, hemos conocido en las “Jornadas sobre la Psiquiatría basada en valores”, que sólo un 40 por ciento de los más de 400.000 pacientes esquizofrénicos que hay en España han sido tratados
En estas Jornadas se ha avanzado en el estudio sobre patologías mentales, con relevancia en la esquizofrenia, una enfermedad que padecen en España más de 400.000 personas de las que apenas han recibido tratamiento 160.000 (un 40 por ciento), según pusieron de relieve los expertos. Asimismo, estos enfermos se sienten rechazados y abandonan el tratamiento ya en el primer año (40 por ciento) o en el segundo (80 por ciento).
En este encuentro también ha participado el filósofo Bill Fulford, profesor de Ética de la Salud Mental de la Universidad de Oxford, quien expuso a los psiquiatras su visión de la ética en la práctica clínica. Fulford, considerado una autoridad mundial en una visión ética de la psiquiatría a través de sus escritos y conferencias, destacó en su ponencia que la Medicina se basa en los hechos (evidencia) pero también en los valores para la toma de decisiones clínicas, y defendió el respeto de los valores como principio básico para el ejercicio de la práctica médica. En su opinión, los valores en la práctica de la Medicina determinan también el que se proporcionen cuidados sanitarios efectivos a través de políticas aplicables. También se mostró partidario de trabajar en el reconocimiento de los valores en todos los campos de la salud mental. Su intervención se completó con la de López-Ibor sobre La psiquiatría y la nueva medicina. En este aspecto, el coordinador de la reunión subrayó que los dos grandes retos a considerar en la práctica son los valores éticos y la estigmatización. Hoy día, dijo, se trabaja en la aplicación de dichos valores a través de la llamada Ética de la Equidad, teniendo como base la solidaridad y al ciudadano como eje del sistema.
Los expertos reunidos en este foro subrayaron que la clave del papel de los valores, aplicados a la Medicina, es destacar los aspectos de naturaleza subjetiva que influyen en el ejercicio profesión médica. Estos aspectos tienen que ver con:
-El paciente, que sufre una minusvalía o enfermedad con un grado de
importancia distinto según sean sus propias necesidades o su nivel de
autoestima.
-El médico, que en función de su propia subjetividad puede estar condicionado por las emociones del paciente, sus necesidades afectivas, su entorno familiar, etc. Todo ello lo considera a la hora de hacer un diagnóstico y fijar un tratamiento.
-La sociedad donde se desarrolla la enfermedad tiene su propia cultura, que también tiene un peso social a la hora de considerar más o menos relevante la enfermedad o el grado de minusvalía de persona (por ejemplo, unas cataratas y una disfunción eréctil no serán igualmente importantes para ser consideradas operables o tratables para todas las personas; dependerá de su situación personal, laboral, afectiva...)
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