viernes, 8 de agosto de 2008

La parábola de la araña

Me impresionó el relato de un compañero por la similitud con la situación en la que progresivamente van entrando los establecimientos sanitarios de nuestro País. En Atención Primaria de Salud, lo que mejor conozco tanto como trabajador, cuanto como dirigente, está ocurriendo lo que le pasó a la araña de nuestro cuento. Aunque escriba estas líneas en verano, tiempo de excusas para justificar lo injustificable, lo que está ocurriendo pasa durante todo el año, y en algunos sitios, como es el caso de mi Centro de Salud, la "provisionalidad" se mantiene después de 7 años. Se dicen pronto 7 años, pero el sufrirlos día a día, minuto a minuto, es un ejercicio de solidaridad con la población y de servicio a los demás, no comparable siquiera -y muy superior, por supuesto- al de los misioneros aislados en una jungla.
Pero, ¿en qué consiste la llamada parábola de la araña? La explicaré en pocas palabras, y comprenderán por su similitud lo que está ocurriendo debido a la falta de personal en los centros sanitarios. El cuento es así, más o menos: En una reunión de "científicos" uno de ellos quiso exponer su experimento, para lo que requirió a un ayudante que trajera una araña de grandes dimensiones, ordenándole que la colocara en la parte norte de la larga mesa, trasladándose los "científicos" a la parte sur. Desde aquí, nuestro científico llamó a la araña y la araña acudió -inteligente ella- a donde era requerida. La tomó en sus manos el científico y la premió arrancándole una pata. De inmediato volvió a ordenar a su ayudante que la colocara de nuevo al otro lado de la mesa. Volvió a llamar al animalito, volvió esta a acudir a la llamada, volvió a premiarla con la amputación de otra pata, volvió a ordenar colocarla en la parte opuesta, volvió a llamarla, volvió a acudir...., y así hasta que llegó a arrancarle la última sus patas. Volvió a ordenar al subalterno que la colocase en la parte opuesta, y volvió a llamarla. Al no acudir la araña a la llamada, sentenció magistralmente: ¿Ven ustedes? Se confirma mi hipótesis: cuando la araña pierde sus patas, se vuelve sorda y ciega y no obedece."
Sobra cualquier comentario. Pero como habrá alguien que lea el cuento y no lo entienda, ni vea la similitud con lo que está ocurriendo en la Sanidad española en lo que respecta a los recursos humanos, ampliaré detalles.
Solicito la ayuda de todo aquel que lea este artículo y desee ampliarlo, comentarlo, rectificarlo, rebatirlo o negarlo. Todo comentario será bien recibido y nos ayudará a resolver el problema en el que nos encontramos los que verdaderamente deseamos que no se hunda el buque de la Sanidad Pública, y su punta de lanza, la Atención Primaria de Salud.
No se debería nunca haber dejado las riendas de la Sanidad Pública en manos de diplomados, ni de licenciados económicos, ni licenciados mercaderes. No hay por qué modificar lo que funciona bien. Ya lo dijo un ministro hace años: "Los experimentos, con Casera". Si toda la vida la Salud de los ciudadanos, gestionada por el Estado (y al decir Estado estoy hablando también de Autonomías y Municipios) ha estado liderada por los Médicos, no veo el motivo de cambiar y dejarla en manos distintas de las de aquellos que conocen bien los entresijos de la actuación objetiva para mantener la Salud de la población. Es a estos, a los que trabajan codo a codo a pie de obra, a quienes había que haber completado su formación para gestionar aún mejor y no, por el contrario, colocar en puestos directivos a otros profesionales que jamás han tenido relación con la población a la que cuidar su salud, por mucho que sepan de números, pero no de salvar situaciones, como están demostrando día a día empeorando la situación económica de los Servicios Sanitarios y del Sistema Sanitario Público Español. El despegue casi en vertical que
realizó la Sanidad Española gracias a la puesta en marcha de la Reforma de la Atención Primaria, puede llegar -y vamos camino de ello precisamente- a un "aterriza como puedas", debido precisamente al desconocimiento de la realidad de primera mano que tienen los actuales gestores, y a la interpretación de los datos, estadísticas, indicadores, etc, como mejor les conviene para sus intereses particulares y disfrazando esta interpretación para alcanzar sus objetivos, que no tienen nada que ver con la mejora de la salud de los ciudadanos.
Pero ¿quien convence a quienes tienen el poder de modificar esta tendencia y frenar el desastre? A estas alturas creo que va a ser imposible. Ya es demasiado tarde. Y no es porque no llevamos años anunciándolo. Es difícil. Habría que comenzar de nuevo. Se tendría que convencer a los pioneros de la Reforma, a sus verdaderos artífices, para que volvieran con la misma ilusión que en los años 80. Para ello tendrían que cesar los cargos que han ido invadiendo paulatina y progresivamente los puestos directivos y que no han asimilado nunca ni han comprendido, ni han vivido directamente, la importancia de la Reforma Sanitaria, porque jamás han estado ante un paciente, ni han sufrido en sus adentros la falta de medios, la incomunicación, la angustia de tener a alguien que se te muere sin remedio... Si no han interiorizado lo anterior, ni entienden la importancia del cambio, ni luchan por mantenerlo, ni temen que volvamos atrás, les da igual que se vaya al garete todo lo conseguido. Solo ven su día a día: un trabajo lo más relajado posible, inventos de encuestas y nuevos protocolos que aumenten el trabajo y la burocracia de los profesionales de a pie con tal de obtener muchos datos con los que poder interpretar que "la cosa va bien" y poder elevar cifras y datos a la superioridad, para demostrar que en su "área" se está ahorrando -aunque en el área de al lado y a causa de su ahorro se esté despilfarrando- y de esta manera conservar su puesto. Por contra, los trabajadores de a pie, los verdaderos artífices del mantenimiento de la salud de los ciudadanos, trabajan en unas condiciones lamentables de estrés, de ansiedad, inhumanos a veces, agobiados tanto por la afluencia de "enfermos" -la mayoría con patologías banales, de solución espontánea si hubiese un freno mental o económico para que no acudieran- como por la sobrecara burocrática que de antemano saben que no sirve para nada., porque además de no estar bien diseñada, y ser absurda, saben que la mayoría de sus compañeros la van a cumplimentar cual si de una quiniela se tratara, ya que debido a la falta de tiempo y de infraestructura administrativa no podrán registrar convenientemente lo que se les solicita, y como se les exige desde arriba que respondan de todas maneras, toman la decisión de hacerlo deportivamente cual si de quiniela se tratara.
Por ello, cuando los que conocemos bien -porque hemos gestado, hemos apoyado su nacimiento y hemos ayudado a criar a la CRIATURA (Reforma de Atención Primaria), decimos que nuestra "hija" se va a perder, no nos hacen caso, nos llaman exagerados, no se lo creen. Pero lo que es peor es que no se toman medidas para encontrar un camino que la saque de ese laberinto donde la han metido personas ajenas a esta obra -de compromiso y solidaridad- que con datos irreales y no creíbles están llevándola a un túnel sin salida, porque al final de ese túnel hay un muro de enormes dimensiones y consistencia que se ha ido creando en los últimos años con la ayuda y participación de quienes nunca debían haber participado sin control.

........ No he terminado..... Continuaré este artículo. Me gustaría recibir comentarios para enriquecerlo.

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