sábado, 10 de octubre de 2009

El valor de la comunicación: Experiencia sin llegar a viejo

Conforme vamos cumpliendo años, nos vamos "templando". Cuando jóvenes no concebíamos cómo los mayores con los que nos relacionábamos, en ocasiones, no actuaban inmediatamente ante lo que para nosotros eran flagrantes injusticias. Después hemos ido comprendiendo por qué lo hacían o por qué se inhibían.
Entonces no veíamos más que un camino para solucionar un problema. Era un camino casi siempre improvisado: el primero que nos venía a nuestra mente. Ibamos directos, decíamos las cosas como las sentíamos, sin compasión ni diplomacia.
El paso del tiempo y la experiencia te van enseñando distintos caminos, te hacen ser más recatado y tener más paciencia y sobre todo aprendes a no dar respuestas inmediatas ante problemas que o bien no te atañen y/o cuya solución puede esperar.
Nos volvemos más humildes y comprendemos mejor que cada situación es entendida por cada persona desde prismas y perspectivas diferentes.
Pero, y eso es lo bueno de la Democracia, podemos avanzar mucho sin necesidad de ser viejos, si nos abrimos a los demás, respetamos sus opiniones, comprendemos sus posturas y las discutimos. De esta forma las experiencias que con los años obtendríamos, que serían las que nos van haciendo moldear nuestra forma de ser y de actuar, las sentiríamos mucho antes conociendo los sentimientos, las emociones, las opiniones, etc. de otros que no piensan como nosotros.
De esta manera avanzan mucho más rápidamente las civilizaciones y sobre todo la vida sería más agradable para todos: la auténtica felicidad estaría mucho más generalizada.

No hay comentarios: